Cumplidos los dos años la mayoría de los padres piensa que su hijo ya es suficientemente mayor para dejar el chupete. Pero el niño puede no estar de acuerdo. Lo mejor es que lo deje de forma gradual.

El feto succiona su dedo pulgar a partir del quinto mes de embarazo como un acto reflejo. De hecho, es también uno de los primeros reflejos del bebé al nacer, y le garantiza la supervivencia. Después, succionar se convierte en una actividad que le relaja y le consuela.

A medida que el niño crece, la necesidad de chupar va desapareciendo sola y busca alternativas para consolarse: un peluche, mamá y papá… Es un proceso gradual y se recomienda no obligarle a dejar el chupete de forma drástica, y menos antes de cumplir los dos años.

  • ¿Lo dejará él solo?

Sí, si usa el chupete o se chupa el dedo ocasionalmente: antes de ir a la cama, si está enfadado o aburrido, cuando ha recibido un susto o en el momento en que coge el sueño.

En estos casos, lo habitual es que vaya abandonando espontáneamente es acostumbre, de manera gradual hasta olvidarse de su existencia, o de un día para otro.

  • ¿Es perjudicial el chupete?

Si cumplidos los tres años el niño no abandona el chupete ni de día ni de noche, puede llegar a deformar la parte del paladar duro o provocar deformaciones dentarias, como que el maxilar superior se desplace hacia delante o que al cerrar la boca los dientes superiores no coincidan con los inferiores.

En tal caso, la masticación, la pronunciación o la respiración pueden verse afectadas. Pero eseriesgo es mínimo si el niño deja de chupar entre los dos y los tres años. E, incluso, si se prolonga más en el tiempo, las posibles anomalías se suelen corregir espontáneamente cuando se deja el chupete antes de los cinco años.

Claves para dejar el chupete sin traumas: 

1. No obsesionarse

Conviene que los padres sean conscientes de que sus estímulos son muy importantes: si el niño detecta que hay una preocupación familiar para que deje el chupete, puede mostrar mayor resistencia.

2. Dejarlo gradualmente

Empezar, por ejemplo, a dárselo solo por la noche para dormir, en momentos de crisis, o aprovechar una situación de ruptura con la rutina habitual, un fin de semana en casa de los abuelos, unas vacaciones… Entonces, le explicaremos que igual que hoy no dormimos en casa, cosa que es un cambio importante, tampoco lo hacemos con chupete, que es otro cambio.

3. No tomar medidas drásticas

Tirar los chupetes de pronto, poner sobre ellos sustancias amargas, amenazar o castigar, no solo no suele funcionar, sino que es contraproducente. Puede crear un trauma al pequeño y, en ese momento, necesitará su chupete (su consuelo, su amigo) mucho más que antes.

4. Ponerse de acuerdo con él

Hay que conseguir la colaboración del niño. Le proponemos dejarlo en un lugar determinado y le pedimos que solo lo reclame cuando de verdad lo necesite. Solamente se lo daremos en esos casos. También podemos pactar en qué situaciones puede usar el chupete y en cuáles no.

5. Negociar

Podemos probar a negociar con el pequeño una posible fecha de abandono:su cumple, las próximas vacaciones, la semana que viene… o intercambiarlo por un regalo que le haga mucha ilusión. Si lo deja debajo de la almohada, al día siguiente se encontrará con un regalito de parte del Hada de los Chupetes de los niños mayores…

6. No impacientarse

Conviene recordar que los niños no son adultos pequeñitos, sino unas personas que están desarrollando su vida a todos los niveles, por lo que hay que prestarles atención y bajar a su nivel, esto es, procurar entender al niño y no viceversa.

7. Elogios y amor

Cualquiera que sea el método que usemos, hay que premiarle con besos, abrazos y mimos por sus pequeños o grandes logros. Así, a medida que pasen los días y use menos y menos el chupete, llegará el momento en que sólo lo quiera por la noche y, pasado un tiempo, ni eso.

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